VersÃÂculo sacado de la versión: Reina Valera Revisada 1960, Sociedades BÃÂblicas Unidas 1998.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
Mateo 9 18.
Mientras él les decÃÂa estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discÃÂpulos. Y he aquàuna mujer enferma de flujo de sangre desde hacÃÂa doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decÃÂa dentro de sÃÂ: Si tocare solamente su manto, seré salva.
Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado.
Y la mujer fue salva desde aquella hora. Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacÃÂa alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme.
Y se burlaban de él. Pero cuando la gente habÃÂa sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Dos ciegos reciben la vista.
Pasando Jesús de allÃÂ, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten
Misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: SÃÂ, Señor.
Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla.
Mientras salÃÂan ellos, he aquÃÂ, le trajeron un mudo, endemoniado.
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decÃÂa: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
Pero los fariseos decÃÂan: Por el prÃÂncipe
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